Te sentí

Siempre quise estar contigo, aunque me era difícil decírtelo a la cara. Ya llevábamos tres años juntos, pero no “revueltos”, como dirían por ahí. Y allí estaba el problema.
Me sentía una persona lo suficientemente madura para llegara intimar contigo. No sé si sentías lo mismo, yo creo que sí. Pero nuestro temor a arruinar la relación fue mayor. No pudimos abrir la boca.
Ese día que estábamos en mi casa, me moría de ganas de proponértelo. Y es que toda la situación se prestó para que consumáramos nuestro acto: la casa sola, mi cuarto, tú y yo solos. ¿Qué más podía pedir?
Allí estabas, en mi cama. Mientras veías televisión, yo preparaba unos aperitivos. Al llegar, no pude contenerme. Dejé a un lado los platos y refrescos y me acosté a tu lado.
De inmediato me di de cuenta que tu prioridad no era “hacerlo”. Aún así me quedé y abracé. ¿Hacía cuánto que nuestros cuerpos no se fundían en profundo abrazo? No sé tú, pero no quería que terminara.
Tu calor, tu aroma, tu cuerpo y el mío hecho uno solo. Mis fuertes pasiones se nivelaron y creo que, por primera vez, te sentí. Sentí tu amor, tu deseo, tus ganas. Nos “amapuchamos”, pues.
Y todo sin que tuviéramos sexo. Porque era sencillamente eso lo que tenía en mente, hasta ese día. No sabía diferenciar entre amor y revolcón.
Esa tarde no hizo falta el sexo, porque con un abrazo te sentí.
Me sentía una persona lo suficientemente madura para llegara intimar contigo. No sé si sentías lo mismo, yo creo que sí. Pero nuestro temor a arruinar la relación fue mayor. No pudimos abrir la boca.
Ese día que estábamos en mi casa, me moría de ganas de proponértelo. Y es que toda la situación se prestó para que consumáramos nuestro acto: la casa sola, mi cuarto, tú y yo solos. ¿Qué más podía pedir?
Allí estabas, en mi cama. Mientras veías televisión, yo preparaba unos aperitivos. Al llegar, no pude contenerme. Dejé a un lado los platos y refrescos y me acosté a tu lado.
De inmediato me di de cuenta que tu prioridad no era “hacerlo”. Aún así me quedé y abracé. ¿Hacía cuánto que nuestros cuerpos no se fundían en profundo abrazo? No sé tú, pero no quería que terminara.
Tu calor, tu aroma, tu cuerpo y el mío hecho uno solo. Mis fuertes pasiones se nivelaron y creo que, por primera vez, te sentí. Sentí tu amor, tu deseo, tus ganas. Nos “amapuchamos”, pues.
Y todo sin que tuviéramos sexo. Porque era sencillamente eso lo que tenía en mente, hasta ese día. No sabía diferenciar entre amor y revolcón.
Esa tarde no hizo falta el sexo, porque con un abrazo te sentí.
3 Comments:
Ah con que esas tenemos, no?
14 de abril de 2007, 17:47
Caramba!
16 de abril de 2007, 13:07
ehhh se lo hubieses dicho ahora no sabras que es lo que opina!! =)
17 de mayo de 2007, 11:32
Publicar un comentario
<< Home